¿Qué es?
El tendón de Aquiles se encuentra en la parte posterior del pie, justo encima del talón. Conecta el talón con los dos músculos de la parte posterior de la pierna y es el tendón más grueso y fuerte del cuerpo humano.
Si el tendón se hincha o se irrita debido a su uso excesivo, corre el riesgo de inflamarse, provocando una tendinitis que puede ser muy dolorosa. Si se deja sin tratar, puede convertirse en una afección crónica que impide la marcha.
¿Quién la sufre?
En mayor medida aparece en personas que practican deportes en que el tendón está sometido a altas tensiones debido a movimientos rápidos y cambios de velocidad.
La tendinitis de Aquiles es una lesión muy frecuente entre los corredores. A menudo ocurre cuando las intensidades de entrenamiento son demasiado altas.
Pero también puede darse en deportes que requieren movimientos bruscos y frenazos súbitos, como el tenis y el baloncesto.
Por otro lado, someter los pies a una tensión fuerte y repetida como la que se produce con el calzado de tacón, obliga a tener la pierna y el pie en una posición anormal, haciendo que este último se deslice hacia abajo, provocando el estrechamiento del tendón.
¿Cuáles son sus síntomas?
- Crujido o chasquido al mover el tobillo o al apretar el tendón de Aquiles.
- Hinchazón o nudos.
- Dolor leve en la parte posterior de la pierna o encima del tobillo después de practicar actividad física.
- Después de correr durante un período largo, subir escaleras o saltar, puede empeorar el dolor.
- Dolor ligero o rigidez, especialmente durante la mañana, que mejora gradualmente con actividad leve.
- Debilidad en la pierna.
Si la tensión sigue siendo demasiado alta, pueden producirse pequeños micro traumas que provocan desgarros o incluso rupturas en el tendón de Aquiles, llegando a necesitar cirugía.
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