“A veces me duele la espalda” “Quiero bajar algunos kilos”

“Me apetece empezar a practicar un deporte” “No me veo bien”

“A ver si me pongo en forma” …

Estas son algunas de las frases más comunes que nos encontramos en conversaciones con familiares, amigos, compañeros de trabajo… Porque, la realidad es que actualmente, la importancia que se le da a la salud, el bienestar y al cuidado del cuerpo es cada vez mayor.

Son muchos/as los/as que, frente a esta situación se decantan por “me apunto a un gimnasio”, “mañana salgo a correr” o los más osados “me voy a apuntar a un Ironman” pero, lamentablemente, tal como explicábamos en el post «¿Entrenar para hacer deporte o hacer deporte para entrenar?» para poder practicar un deporte o actividad de forma segura y controlada, no basta con ponerse las zapatillas y salir a correr.

La finalidad es la correcta, movernos, pero, ¿somos conscientes de cómo debemos hacerlo?

Una de las cualidades fundamentales de los seres humanos es la capacidad innata que tiene de poder moverse, desde la matriz de la madre, hasta el fin de nuestros días, donde dejamos de hacerlo. Este hecho es tan real que, cuando nos duele una parte del cuerpo y nos incapacita para movernos libremente, nuestro humor cambia, nos sentimos más frustrados e irascibles.

Por lo tanto, si la falta de libertad de movimiento es un hándicap tan grande en nuestro día a día, todo lo que tuviera que ver con poder movernos libremente de una manera más eficiente, correcta y optima sería el principal objetivo de toda la gente que quiere mejorar su salud.

El Movimiento como base del trabajo para la mejora de la salud

Pero, ¿Qué significa movimiento óptimo, eficiente y correcto?

Dan Plaff (experto en movimiento, EEUU 1961) lo definió así:

“El movimiento eficiente está definido por las características qué mejoran el rendimiento y reduce el coste metabólico y estructural. El movimiento correcto puede ser comparado con un modelo biomecánico y marcadores clave. El movimiento óptimo es la suma de las dos anteriores a lo largo del entrenamiento” 

 

Con esta definición entendemos que, el movimiento eficiente es aquel con el que con menos “esfuerzo” eres capaz de producir lo mismo, o que con el mismo “esfuerzo” eres capaz de producir más.

El movimiento correcto es un modelo idílico de cómo deberíamos de movernos en un mundo ideal y de los marcadores que nos indican mayores porcentajes de índice de lesión asociados a dichos movimientos no ideales.

Y finalmente el movimiento óptimo es la suma de las dos anteriores a lo largo del proceso que necesite cada persona.

Es justo en este último, en la unión entre movernos mejor a nivel biomecánico y con un menor gasto energético, donde encontraremos el equilibrio para que nuestra salud se vea mejorada.

Nuestro objetivo como profesionales del movimiento es que, mediante este proceso donde buscamos este equilibrio, las personas optimicen su capacidad funcional de poder moverse con libertad de una manera más eficiente, durante el mayor tiempo posible.

A este proceso es a lo que desde Ammma denominamos entrenamiento.

Es por ello que defendemos “El movimiento es vida”, “mugimendua bizitza da”.

 

Llegado a este punto, quizás te hayas dado cuenta que “hacer algo” no es tan sencillo y que no es una cuestión solo de “mandar una planificación”, coger una mancuerna, o hacer un ejercicio u otro.

Actividad física ¿cómo afecta en tu bienestar?

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